Consigue tu copia en CD por solo 10,00 € (gastos de envio incluidos) Pedidos aquí »»
Espliego canta a los poetas castellano-manchegos
El grupo inicia su andadura discográfica en 1999 poniendo música a una selección de poemas de autores de Castilla la Mancha, son todos los que están aunque no están todos los que son.
Músicos, equipo técnico y colaboraciones:
Voz: Pedro Chaparro, José Ignacio Cordero. Antonia Fernández de la Puebla (en 1 y 9), Sandra Díaz Marcos (en 9).
José Ignacio Cordero: Guitarra, bajo, teclado banjo.
Adrián Rodríguez de Borlado: Guitarras.
Tomás Casero: Percusión.
Vidal Díaz Bravo: Piano
Andrés Tejero: Flauta travesera.
Santiago Moreno-Manzanaro: Saxo.
Mezclas: José Ignacio Cordero y Andrés Tejero.
Arreglos: José Ignacio Cordero y Adrían Rodríguez de Borlado.
Diseño de carpeta e ilustraciones: Alicia Contreras
Grabado en los estudios de la Asociación Poesía la Mancha
Trascripción de pinturas: Francisco Ballesteros y Gema Salamanca.
SI NO ME ENTIENDEN ME ENTIENDO
Vivo de mis dignidades,
de mis principios dependo.
Cercado de soledades,
digo las cuatro verdades
que se me van ocurriendo.
Huyo de las necedades,
del desamor me defiendo.
Y me parto en dos mitades
para dar facilidades
a quienes me van siguiendo.
Lleno de perplejidades
voy cantando y voy muriendo.
Tengo buenas amistades,
calladas fidelidades
que me van enriqueciendo.
Discordias y vanidades
ni las compro ni las vendo.
Tengo sed de eternidades,
sed de Dios, de claridades…
Si no me entienden, me entiendo.
POEMA JULIÁN MÁRQUEZ RODRÍGUEZ (Del libro Días en la tierra)
MÚSICA JOSÉ I. CORDERO Y ADRIÁN RODRÍGUEZ DE BORLADO
NO APARECES SENTADA
No apareces sentada como ayer soñé,
ni tus ojos dejan, ni tus manos pasan.
Te veo entre dos luces brillantes
como tú, que caes muerta
como yo, que soy tu tierra.
Tenemos que empezar a creer
detrás de los cristales,
debemos seguir sintiendo
su inalterable calentura.
Porque te amo,
porque las luces siguen siendo grises,
porque estamos viviendo en el fango
porque ya se están apagando.
Vamos a coger nuestro amor
dirijámoslo a esa tierra,
donde las luces siguen brillando
grises, tenues, con dedos en los cristales.
Porque te amo lo digo
y los dos vamos muriendo.
Sólo porque te amo
y los dos vamos muriendo.
POEMA JESÚS BARRAJÓN (Inédito)
MÚSICA PEDRO CHAPARRO
ROMANCE DE LOS CELOS
No me preguntes nada
-¡qué dolor escupido!-
En la casa se esconde…
Pero ¿quién? ¡Dilo, dilo!
¿Quién se mete en la cama?
¿Quién duerme en el pasillo,
quién me roba segundos
del reloj carcomido?
Tú tienes que saberlo
porque anoche te he visto
con un clavo en los dientes
y un amor de pestillo.
Alguien hay que me escarba
el rincón escondido
y me roba las horas
y en su lugar quejidos
me deja. Tú lo sabes
y tienes que decirlo.
Yo he visto que las puertas
tienen pelos de frío,
que las ventanas guardan
avispas en sus nidos,
que por los techos andan
pisadas sin sentido
y que… ¡ay, dios del fuego!
y que… ¡ay, dios del río!
Tú guardas en la boca
un lagarto dormido,
y si no me lo enseñas
yo rompo el verdecido
clarear de las horas
y los minutos míos
y te saco los ojos
con el tallo de un lirio.
POEMA ÁNGEL CRESPO (Del libro Primeras poesías)
MÚSICA JOSÉ IGNACIO CORDERO
PLACER O TINIEBLA
La vida nunca es como la esperábamos.
Al fin la inmensidad descansa, un día,
y luego a la intemperie polvorienta,
donde retoza la bahía y la planicie,
donde rasgan las cejas de la herrumbre
estancias habitables indefensas
vemos que nada es como deseábamos.
La vida avanza, imaginada
por sí misma, despliega sus dalias
y sus tormentas alcanzables,
transforma su cuerpo desbordado
como una niebla, mansamente,
sin placeres insinuantes,
con ansia de desvelo insobornable,
ángel inconstante del deseo
haciendo guardia en la laguna,
como Tisbe en la lluvia
esperando a nadie en la fatiga,
enredada en jirones del destino.
POEMA MANUEL JULIÁ DORADO (Del libro De umbría)
MÚSICA JOSÉ IGNACIO CORDERO
EL TRILLADOR
Grumete de una barca de madera
con quilla de afilados pedernales,
sobre un mar de redondos litorales
inscrito en el cuadrado de la era.
Torrado al sol, bajo la tarde entera,
Y al ritmo de una copla sin finales,
retuerce con la sed de los ramales
la inopia de su triste soñarrera.
La sierra, con su tábano giboso,
le pica al sol su belfo canceroso
y araña al pajonal su seca escama.
Y el trillador –grumete de su trilla-
Prosigue hacia una playa… sin orilla,
Sobre un vicioso círculo de llama.
POEMA JUAN ALCAIDE (Del libro La noria de agua muerta)
MÚSICA PEDRO CHAPARRO
OZONO
Cuando el sol dormita
en los orificios de la atmósfera
los pulpos aplauden
sobre las piedras
morenas
bronceadas
del malecón de palmeras
abrazadas
abrasadas
POEMA FELIX PILLET (Del libro Con el mar a las espaldas)
MÚSICA JOSÉ IGNACIO CORDERO
DE QUÉ SIRVE
¿De qué sirve tener ojos
y el corazón debajo de los ojos
y los dedos detrás del corazón
y la espalda detrás de los dedos?
¿De qué, de qué, de qué sirve
tener los ojos bien abiertos
tener los dedos libres
y disponible el corazón?
¿De qué sirven el candil y la pipa,
la pluma, el lápiz, el papel y la llave?
¿La mesa de qué sirve y el esfuerzo?
¿De qué sirve lo que no sirve para nada?
¿De qué sirve la amistad,
si es ausencia
pero además silencio?
Tener ojos,
El corazón debajo de los ojos
Los dedos detrás del corazón,
La espalda detrás de los dedos?
¿De qué sirve, lo que sirve para nada?
POEMA ANTONIO FERNÁNDEZ MOLINA (Del libro Carpeta azul)
MÚSICA JOSÉ IGNACIO CORDERO
ADIÓS PARA UNA VOZ
Se va a morir tu voz en la penumbra,
se va a quedar tu mar sin oleaje
y sin canción la senda, que ahora [alumbra,
porque los niños pasen, tu mensaje.
Te queda el corazón por mensajero,
sólo tu corazón y tus pupilas,
portadoras de un brillo pregonero,
que diga de tu invierno y de sus lilas.
El tacto de las manos por la cara
de tus hijos, que guardan el sonido
que has de inmolar temprano sobre el [ara,
hará crecer con ellos tu latido.
Cantaste tu poema con sus vidas
y no se muere el verso, es infinito,
será la luz que bese tus heridas,
el íntimo desván para tu grito.
Un viejo portalón, los encerados,
la eterna travesura y el murmullo,
las cinco de la tarde en los tejados,
despertando a la calle de su [arrullo,
dejarán su raíz en tus entrañas,
bordarán tu silencio de ternura,
serán de tu rastrojo leves cañas,
pero cañas erguidas de [hermosura.
El eco de tu voz, eternamente,
porque fue sembradora en la obertura más allá de tus horas,
persistente,
hablará de tu ser hasta la altura.
POEMA ANTONIO RUIZ LÓPEZ DE LERMA (Del libro Desván)
MÚSICA PEDRO CHAPARRO
H-2-O
Te voy a hablar muy claro
para que no me digas
que no entiendes el verso.
El H es el comienzo
de todas las hormigas.
El 2 es un latido
que dan dos corazones.
Y la O es el ocaso
cerrado del olvido.
El agua es esa clara
sustancia que se expande
por transparentes gotas
cuando entornas los ojos
y se estremece el iris.
Por las farolas tristes
de mortecinas luces,
se enreda luminosa
y emite rayos-chispa
Al detectar latidos.
El agua-beso-sueño-,
es esa ardiente y fresca
sustancia bebedizo
que te apaga la sed
y se da boca a boca
si el alma está sedienta.
Se queda humedeciendo
los labios entreabiertos
laminando sustancias
de azahar y limoneros;
o salta entre guijarros
hecha musgo de espuma.
Beso de caracola.
Sabe a menta y a fresa
a Edenes y a cascadas
de cristalinas fuentes.
A veces también sabe
a chimeneas rotas
derretidas de hollín,
oliendo a pan-hogaza.
Cuando alguno te diga
que el H-2-O es agua,
¡tú, nunca te lo creas…!
El agua es otra cosa.
POEMA MARIA LUISA CHICOTE (Del libro Imágenes y sueños)
MÚSICA JOSÉ IGNACIO CORDERO
LA ESPERA
Es pronto digo; pero ya atardece
puede llegar, levanto la mirada
hacia la luz que es seda muy doblada,
cinta, rasgo que merma y palidece.
-Un poco espera luz- y me parece
que no quiere marchar que va obligada,
que retrasa el reloj de la llegada
de aquel que a mi suspiro no obedece.
Servidora leal, último paje
del sol. Se va la luz lenta y ceñida
por un túnel a su marcado viaje.
A despertar al pájaro, al ramaje.
A cumplir su misión de amanecida
y a ennegrecer de nuevo mi paisaje.
POEMA SAGRARIO TORRES
MÚSICA PEDRO CHAPARRO
CERRAD LAS PUERTAS DE CASA
Cerrad las puertas de casa,
que no entre nadie;
ni la luz ni las palomas,
la flor ni el aire.
Poned lacre en las ventanas
y ventanales
y sellos en las terrazas:
ni el polvo pase.
Poned las cortinas negras
y, en los divanes,
lienzos blancos sin cenefas
y sin encajes.
Que no haya voces ni risas,
que no cantares
ni olor de nardos y adelfas
ni de azahares.
Cerrad todo a cal y canto,
cerrad con llave,
porque, igual que una pavesa,
se ha muerto madre.
POEMA JUAN IGNACIO MORALES BONILLA (Del libro Contrapunto)
MÚSICA PEDRO CHAPARRO
PRONUNCIARÉ TU NOMBRE
Pronunciaré tu nombre,
aunque la brisa se detenga y calle.
Inventaré tu risa,
como estrellas calientes y fugaces.
Fingiré tu cintura,
como un viento delgado entre los árboles.
Será la noche Junio.
Y tu recuerdo lágrimas agraces.
Seré tan sólo grito
y unos dedos que arañan el aire.
Grito a la mar, al viento y a la espuma.
… No me contesta nadie.
POEMA JUAN IGNACIO MORALES BONILLA (Del libro Contrapunto)
MÚSICA PEDRO CHAPARRO
LOS ADIOSES
El barco partía
y de azul tintaba
la distancia.
Dibujábanse adioses
desde la vanidad
de las rocas.
Un viento amable
rizaba el verdor
de los pinares.
Quedaba hojear
la tarde
y leer su pertenencia,
Cuando fuera vago
el recuerdo
y el dolor desasido.
POEMA PEDRO ANTONIO CALLEJAS CABANILLAS (Del libro Los días)
MÚSICA JOSÉ IGNACIO CORDERO
TRES PALABRAS A DIOS
¿Qué voy a hacer, mi Dios, con tanta infancia
zumbando por mi vida?
Yo no soy yo. Si acaso, una fragancia
descompuesta y perdida.
Tuberculoso aroma. Adormideras
nacidas en mis sesos.
Un poco de humo muerto en las ojeras.
Y una boca sin besos.
Dos manos sin locura.
Dos pies sobre una senda deleznable.
Un corazón vencido a la amargura.
Un naufragio sin cable.
Y todo, por pequeño, por sencillo,
por no cuajar del todo.
Todo… por esa infancia de tomillo
que perfuma mi lodo.
Y muero de niñez, de santidades,
de no saber ser malo.
¡De llevar un tambor de claridades
y un caballo de palo!
Muero de no vivir, de mi no vida,
de mi volverme a entonces.
Ya ves: tu hermosa miel, por Ti vertida,
reblandeció mis bronces.
Y me caigo de niño, me abandono
a esta pobre niñez que me sostiene.
Paradoja de amor donde me encono:
me pierde… y me mantiene.
¿Y siempre así, Dios santo?
¿No he de ser más ni menos? ¿Ya está escrito?
¡Oh, Señor, cuánto, cuánto
me va a costar mi vida sin delito!
Mas si Tú así lo quieres,
¡bendito este temblor que me emociona!
Yo jugaré con sables de alfileres…
¡y pincharé, al jugar, en mi persona!
POEMA JUAN ALCAIDE (Del libro La octava palabra)
MÚSICA PEDRO CHAPARRO